La magia de los pequeños
Érase una vez, en un pueblo muy pequeñito llamado Pekechiky, vivían
muchos niños y niñas con sus familias, todos eran muy felices, las casas eran
de galleta, los coches de caramelo, las carreteras de azúcar y las farolas…mm…
las farolas eran de regaliz. ¡¡QUE
RICO!!
El pueblo, era un sitio mágico,
olía muy bien, todo estaba muy cuidado, los niños usaban las papeleras cuando
se encontraban los papeles por el suelo o querían tirar algo, en casa y en el
cole recogían siempre todos los juguetes, eran muy obedientes y nunca se
peleaban unos con otros, eran amigos.
Si algún día alguno no cumplía con estas normas y se portaba mal… los
ángeles, que eran muy pequeñitos, rápidos, brillantes y lo veían todo, acudían
rápidamente a regañar y castigar a estos niños.
Los ángeles eran muy buenos y siempre estaban ayudando a la gente y
jugando con los niños y niñas del pueblo, pero cuando algo malo pasaba… el
pueblo, que era mágico, empezaba a ponerse triste, las farolas de regaliz
empezaban a doblarse, las paredes de las casa a romperse, las carreteras a
derretirse… y si esto llegara a pasar… el pueblo desaparecería y con él todos
los niños y niñas que vivían en Pekechiky. Por eso los ángeles cuando alguien
se portaba mal, tenían que ponerse serios y regañar y castigar al que había
sido malo.
Por suerte esto no pasaba a menudo, los niños eran muy traviesos pero
nunca se portaban tan mal como para que los ángeles tuvieran que enfadarse.
Cuando iba a llegar la navidad, todo el pueblo se ponía muy feliz,
empezaba a nevar, todo se llenaba de luces, los coches se vestían con
chocolates y dulces navideños, la gente pasaba mucho tiempo en la calle jugando
y hablando con amigos y vecinos y en el cole… los niños aprendían muchos
villancicos que luego después cantaban en casa y con sus amigos por las calles ¿Vosotros os sabéis alguno?
Las sonrisas de la gente hacia que el pueblo fuera cada vez más feliz
y se pusiera más bonito.
En estas fechas, todos los niños escribían sus cartas a los reyes
magos, les decían como se habían portado ese año y a continuación pedían dos o
tres regalos. Sabían que los reyes tenían que repartir regalos a muchos niños
por todo el mundo y que si pedían demasiados no iba haber para todos, ¡¡son
muchos niños los que hay por todo el mundo!! Los ángeles eran los encargados de
recoger todas las cartas de todos los niños y llevárselas a los reyes dándoles
también la lista de los niños que habían sido buenos y los que habían sido
malos.
El día de reyes por la mañana todos los niños y niñas quedaron en la
plaza del pueblo para dar a los ángeles sus cartas, ellos cuando la tuvieron
todas bien guardadas, se despidieron de las personas del pueblo y rápidamente
se marcharon, los reyes viven muy lejos y tenían que llevar las cartas antes de
que anocheciera.
Pero ese día… nada más salir del pueblo…, unos niños, que eran muy
egoístas, desobedientes, pegones y malos cogieron a los ángeles que volaban con
las cartas de los niños, les ataron y les encerraron en una caja grande de
madera donde no podían usar ni la magia ni podían salir.
Estos niños eran del pueblo, pero siempre estaban castigados, eran muy
malos y los ángeles se enfadaban a menudo con ellos. Como se portaban tan mal
nunca nadie quería jugar con ellos y el pueblo se ponía triste cuando ellos
paseaban por él. Los reyes siempre les traían carbón y les decían…- Si este año
os portáis bien, el año que viene tendréis muchos regalos. Pero pasaba otro año
y los niños seguían sin obedecer a la profe, sin hacer caso a los mayores,
pegando a sus amigos… y los reyes volvían al pueblo sin regalos para ellos.
Por ello pensaron que este año como ellos habían sido malos y no iban
a tener regalos, el resto de los niños tampoco iban a tener, si secuestraban a
los ángeles las cartas de los juguetes
de cada niño nunca llegarían a los reyes magos y estos no se pasarían este año
por Pekechiky.
Esa misma noche, todos los niños y niñas del pueblo, después de cenar
con sus familias, se fueron rápidamente a la cama dejando junto al árbol de
navidad 3 vasitos de leche y unos dulces para cuando lo reyes vinieran que se
lo tomasen.
A la mañana siguiente todos despertaron muy pronto corriendo al árbol
de navidad a ver que les había dejado los reyes esa noche pero…. El árbol
estaba vacío, no había regalos… salieron a la calle a ver a sus amigos y a
preguntar que había pasado, pero todos estaban igual ¡¡LOS REYES NO HABÍAN
IDO!!
Unos minutos más tarde el cielo
se empezó a poner gris, las farolas se doblaban poco a poco, los coches se
estaban poniendo de color negro y las casas….. ¡LAS CASAS SE ESTABAN
ROMPIENDO!! No entendían que estaba pasando… hasta que de repente, vieron a 3
niños que iban cantando y riendo por la plaza del pueblo. Uno de los niños, el
más valiente, Nacho, dijo –Eh vosotros
de que os reis tanto ¿? Los 3 niños, sin quitar sus sonrisas de la cara dijeron –Hemos sido nosotros, si
nosotros no tenemos regalos, vosotros tampoco.
Rápidamente todos los niños del pueblo fueron a la casa de los ángeles
a contarles lo que había pasado pero… ¿A que no sabéis que vieron? Toda la casa
estaba rota, derretida, las paredes, que estaban en el suelo eran de color
negro y la puerta que antes era de brillantes ahora era de pinchos…
Todos los niños se pusieron a llorar, estaban muy tristes. No tenían
regalos, los ángeles habían desaparecido y su pueblo poco a poco estaba
desapareciendo.
Se pasaron todo el día buscando a los ángeles (willi, tomas, Alicia,
esmeralda…) ¡Ayudadme!
Pero nada ni rastro de ellos. Empezaba a anochecer y mucha gente ya no
tenía casa, los suelos se estaban hundiendo, sabían que a la mañana siguiente
tendrían que abandonar el pueblo. Asique se reunieron todos en el centro de la
plaza para pensar en alguna solución. Pero…
de repente! Apareció una estrella fugaz que cruzó el cielo del pueblo de lado a
lado iluminándolo, todo el mundo miró hacia el cielo alucinado, nunca habían
visto nada igual. De la estrella bajaron tres reyes en sus camellos, ¡¡ERAN LOS
REYES MAGOS!!
Se colocaron frente a los
vecinos y les dijeron – Hola, Pekechiky, que ha pasado este año, no he recibido
carta de vosotros y… no consigo localizar a los ángeles.
- La gente del pueblo no se
atrevían a contar nada, nunca habían visto a los reyes y no sabían si fiarse…
Nacho, uno de los niños más
valientes del pueblo dio un paso al frente y les contó todo lo que había
pasado, los Reyes Magos se preocuparon bastante, sabían que quedaba muy poquito
tiempo para que el pueblo desapareciera y si no hacían algo pronto.... ¿Queréis saber lo que hicieron? .
Los Reyes Magos, cogieron un poquito de nieve en sus manos y dijeron–Vamos
a crear un conjuro para que todo se soluciones pero para ello vamos a necesitar la ayuda de todos los niños y niñas
del pueblo asique poneros en pie y hacer un círculo. Ahora vamos a decir 3
veces
Magia potagia de pies a cabeza, este conjuro se enfrenta a leyes de la
naturaleza. Niño hechizado, niño hechizado ladra 5 veces y serás desencantado. ¿Probamos nosotros también?
Y dicho esto, el pueblo volvió a ser el mismo que era antes, los
colores, el olor, las casas … todo volvió a su sitio pero… seguían faltando
cosas por solucionar asique los Reyes, mucho más tranquilos cogieron un poco de
nieve de nuevo y con la ayuda de Nacho empezaron a decir: -Polvitos de pir lin pin pin! y de la nada
apreció un frasquito de polvos dorados en manos de Melchor .
Y premiando a Nacho por haber sido el más valiente del pueblo y no
mentir nunca… le concedieron tres deseos. Nacho cogió unos poquitos de polvos
en su mano y dijo – Deseo que vuelvan los ángeles guardianes y soplando con
fuerza los polvos…. ¡¡Los ángeles aparecieron!! El segundo deseo le dijo Gaspar
y nacho dijo… Deseo que los 3 niños
malos del pueblo sean buenos para siempre y repitiendo lo de antes soplo con
fuerza y de repente aparecieron los tres niños pidiendo perdón a todo el mundo.
- Por último, dijo Baltasar, Nacho te queda el último deseo piénsalo bien.
Y Nacho cerró los ojos y dijo… Deseo que todos los niños del pueblo puedan
pedir un deseo. Todos empezaron a aplaudir a Nacho y los Reyes cumpliendo el
deseo que había pedido les dio un puñadito a cada niño.
Finalmente mientras todos los niños y niñas del pueblo disfrutaban de
su deseo
los Reyes Magos echaron un nuevo conjuro sobre el pueblo que decía:
Lluvia de estrellas, polvo de mar vientos polares, aurora boreal canta
una canción para terminar.