Érase una vez hace mucho, mucho tiempo,
existió en Grecia un héroe llamado Hércules. Un día iba caminando a orillas del
río Alfeo, acompañado de sus cuatro hermanos, cuando de repente se dirigió a
éstos y les dijo:
- ¿Quién de nosotros corre más deprisa?.
- ¡Yo!-contestaron los cuatro a coro.
- La mejor manera de saberlo es haciendo una carrera- dijo
Hércules.
- ¿Y qué obtendría el ganador?- preguntó uno de los
hermanos. Un plato de oro, un cinturón de plata, un escudo de bronce...
- Al vencedor - dijo Hércules- le corresponderá la gloria de
haber ganado y... ¡UNA CORONA DE HOJAS DE AQUEL OLIVO!
Fue así como fijaron la longitud de la carrera con un
sistema rudimentario: Hércules cogió un palo y dibujó en el suelo una marca por
detrás de su talón izquierdo; luego, colocó el pie derecho de modo que el talón
rozara la punta de los dedos del pie izquierdo, después avanzó el pie
izquierdo, rozando con el talón la punta de los dedos del derecho, y así
sucesivamente. Contó hasta seiscientos pies e hizo una marca en el suelo, justo
por delante de sus dedos.
Los cinco se alinearon por detrás de la marca de salida. A
lo lejos sonó un trueno, y el siguiente hizo las veces de pistoletazo de
salida.
Hércules ganó la carrera y recibió la modesta corona de
hojas de olivo. Desde aquel día, los Juegos Olímpicos se celebran cada cuatro
años para recordar esta carrera.
Nuestra mascota
2012
Fuentes: cometacarmenlodeiro.blogspot.com/
que guay!!! no sabía yo como era la historia de los juegos olímpicos. como mola jeje
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